EL METODO

Des de l'assisgnarua de FOL, M. José ens ha proposat la pel.lícula El Método:
"Siete aspirantes a un mismo puesto de ejecutivo en una empresa multinacional son seleccionados a través del Método Gronhölm. Las alianzas, paranoias, miedos y miserias no tardan en aparecer"
Per veure la fitxa tècnica i la sinopsi, aneu ací



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Hola chicos. Os quiero dar las gracias por vuestra atención estos dos días durante el visionado de la película. Os habéis portado de lujo. Los comentarios que os he pedido que realizarais son un poquito escuetos, pero está bien... ya trabajaremos en clase muchas de las enseñanzas que pueden extraerse de la peli.

Por el momento, os dejo una historia similar. Es algo que le pasó a un chico, Juan, que fue también a un proceso de selección de personal y se encontró con una entrevista colectiva, como la que habéis visto en la peli. Leedlo y fijaos sobre todo en la última parte, en todo aquello que los observadores de la entrevista tenían en cuenta... ¿a que os suenan? Recordad cuando hablamos en clase de habilidades sociales, comunicación, liderazgo y asertividad... y ya me contáis.

Mª José


UNA ENTREVISTA COLECTIVA EN EL PROCESO DE SELECCIÓN DE PERSONAL

Juan estaba muy contento. Estaba estudiando el último curso de un Ciclo Formativo de Grado Superior y confiaba en obtener el título para junio. Ya a partir de Año Nuevo empezó, como otros compañeros, a asistir a presentaciones de empresas en el instituto y a buscar en internet en los portales que hablaban acerca de las diversas compañías y en donde era posible enviar el currículum vítae vía e-mail.

Como su técnica de elaboración del "currito" no era muy depurada, leyó un libro sobre el tema y entre eso y las clases que recibió en el insti llegó a elaborar un currículum bastante aceptable que grabó en un disquete y del que sacó distintas variantes según al tipo de empresa al que se fuera dirigiendo.

Después de las vacaciones de Semana Santa recibió dos respuestas para sendas entrevistas. En la primera no quedó muy bien, quizás porque era precisamente la primera y no estaba bien preparado, pero ya para la segunda se esmeró en hacer los deberes en casa, y cuando acudió a la misma había recogido información acerca de la compañía, había ensayado respuestas a posibles preguntas, en las cuales defendía los puntos débiles de su currículum y reforzaba los puntos fuertes. La preparación debió ser bastante buena, porque al poco tiempo lo llamaron para una segunda entrevista de grupo.

Así me contó Juan cómo se desarrolló dicha entrevista:

“Yo no sabía muy bien en qué consistía una entrevista de grupo, y pensaba que nos iban a meter a todos los aspirantes juntos, como en una clase y que el entrevistador nos haría públicamente alguna pregunta colectiva y esperaría a ver quién le contestaba. O quizás que nos levantaríamos de uno en uno y allí, delante de todos, tendríamos que contestar a una serie de preguntas embarazosas.

La primera alternativa no me impresionaba demasiado, pero la segunda me aterrorizaba. Luego, en la práctica, no fue ni una cosa ni otra.

Cuando llegamos allí, los candidatos éramos nueve, algunos de ellos compañeros de curso o de otros cursos del instituto. Luego supe que había otros grupos más o menos del mismo tamaño. Nos metieron en una sala en donde había una mesa rectangular con diez sillas. Como yo me quedé rezagado, cuando entré, mis compañeros/competidores ya se habían sentado a los lados, de modo que ocupé una de las cabeceras. La otra cabecera quedó libre.

Este hecho fortuito puede que modificara mi suerte en sentido positivo, porque luego me enteré que la gente suele rehuir las cabeceras y que el que las ocupa demuestra “asertividad”, una cualidad que al parecer buscan mucho para este tipo de puestos.

Delante de nosotros teníamos un soporte de cartulinas en blanco, en donde una señorita nos pidió que pusiéramos nuestro nombre con letras grandes, a cuyo efecto nos entregó unos rotuladores gruesos de fieltro.

Como no especificó mucho cómo lo teníamos que hacer yo puse mi nombre y apellido en letras mayúsculas JUAN SIERRA. Una chica puso simplemente Mamen con mayúscula y minúsculas. Mientras que mi compañero Ignacio puso como lo llamamos todos, NACHO. Parece que esto también tiene su importancia, porque a las empresas no les gusta que los candidatos usen diminutivos o nombres familiares.


A todo esto habían entrado tres personas, al parecer empleados de la empresa, uno de los cuales era mi primer entrevistador, y se dispusieron en torno a la mesa, algo separados de nosotros. Éstos van de observadores, seguro –pensé- porque todos llevaban una carpeta en la que se apoyaban para escribir durante la entrevista. Lo primero que escribieron fueron los nombres de todos, me di cuenta porque para verlos, tenían que ir dando la vuelta a la mesa.

A continuación nos pidieron que, durante unos dos minutos nos auto-presentáramos, diciendo quiénes éramos, por qué estábamos allí, qué queríamos y alguna pincelada de carácter personal que diera a conocer cómo éramos. Como nadie empezaba, Nacho, que es un impulsivo, se arrancó el primero. Parece que eso les gustó, porque quieren gente lanzada. Lástima que dijera que estaba allí porque era la única empresa de las muchas a las que había escrito que le había llamado. Él mismo se dio cuenta de que había metido la pata, pero no tenía mucho remedio. El resto se limitó a decir su nombre, su edad, el lugar en que habían estudiado y alguna afición. Por cierto, a todo el mundo le gustaba el deporte, la música, leer y salir con los amigos.

Yo fui el último. No sé cuánto tiempo estuve hablando, pero en este tiempo dije mi nombre, por qué había enviado mi currículum a esta empresa, por qué me gustaría trabajar en ella, el tipo de trabajo que me gustaría hacer y mi convicción de que lo haría bien, porque antes ya había hecho unas prácticas de verano en una empresa similar y tenía claro lo que quería hacer en mi vida. El hecho de que practicara baloncesto y fuera entrenador de un equipo de chavales en el Colegio en que hice el bachillerato, parece que les gustó. Luego me enteré que les gusta la gente que practica deportes de equipo y que emplea parte de su tiempo en actividades en las que se requiere enseñanza y liderazgo.

A continuación nos repartieron un papel a cada uno. No lo guardé, pero venía a decir que las personas que estábamos sentadas en torno a la mesa éramos un equipo de científicos que estábamos realizando mediciones meteorológicas cerca del Polo Sur. Habitualmente residíamos juntos, con otros científicos más, en una base cómoda y bien dotada de todos los servicios. Sin embargo, la necesidad de realizar esas mediciones nos obligaban a trasladarnos durante los tres meses más crudos del invierno Austral a un destacamento situado a 300km. de la base. Una vez allí estaríamos aislados durante tres meses, salvo por radio. Aparte del equipo científico y las provisiones de boca y medicamentos se nos permitía llevar en conjunto distintos objetos que no excedieran de 200Kg. de peso, y nos dieron una relación de objetos con su peso al lado.

Nuestro trabajo consistía en ponernos de acuerdo en qué objetos llevar, para lo cual teníamos media hora de tiempo.

Nacho, que es un fanático de la música pop, enseguida dijo que era fundamental llevar un equipo de música. Mónica opinaba que también se podía llevar juegos de mesa, para ayudar a pasar las largas veladas. Otra chica dijo que había que llevar bombones de chocolate, porque eran muy energéticos. Y así cada uno empezaba a decir lo que más le gustaba. Yo no lo tenía muy claro, pero sugerí que por qué no trabajábamos cinco minutos en silencio cada uno por su lado, para poder pensar tranquilamente en ello. Creo que fue un acierto mío, porque me parece que a los observadores les gustó que, antes de tomar una decisión, dedicáramos un tiempo a pensar.

De repente me di cuenta de que a los observadores no les importaba qué es lo que elegíamos para llevarnos a un lugar tan disparatado, sino que querían vernos actuar en equipo, así que dediqué los cinco minutos a plantear mi estrategia para la reunión, olvidándome del Polo Sur y de las mediciones meteorológicas. Y esto es lo que hice:

Cuando concluyeron los cinco minutos, yo avisé que el tiempo había concluido, y aprovechando que todos me atendían en aquel momento les propuse que, si les parecía bien, para no liarnos, que alguien hiciera de moderador y que la gente participara pidiendo la palabra ordenadamente. Les pareció bien. Entonces Enrique, que es un tío muy majo, dijo: Hazlo tú, puesto que ya has empezado. Como nadie dijo nada en contrario, empecé a preguntar a cada uno y a tomar nota de lo que me decían. Cuando no lo entendía, pedía que me lo aclararan. Si alguien atacaba al que estaba hablando en aquel momento, le decía que le dejara hablar, que ya le llegaría su turno. Había una chica que no conocía y que estaba roja como un tomate, al parecer por timidez, la invité a hablar, y como no le salía le fui ayudando con preguntas y sonrisas.

De todo iba tomando nota. Al final, como nos habíamos pasado del peso propuse una votación para eliminar 40 kilos. La votación se embarulló un poco, pero al final salió bien.

A todo esto, yo me había olvidado de los observadores, pero en la semipenunbra en que se habían refugiado, los veía observar y escribir en sus carpetas.

Cuando el que parecía mandar allí nos dijo que había pasado la media hora y pidió los resultados, yo le hice un resumen oral de las conclusiones, y le pregunté si se lo daba por escrito. Me dijo que no era necesario, que todo había quedado muy claro.

Nos dieron las gracias, nos despidieron y nos dijeron que ya se pondrían en contacto con nosotros. Como yo me retrasé recogiendo mis papeles, al salir observé que había un montón de papeles con el supuesto que nos habían aplicado y otro montón con papeles en blanco de los que utilizaban los evaluadores.

Sé que no está bien, pero fue visto y hecho, algo instintivo. Antes de que yo mismo me diera cuenta ya había cogido uno de aquellos papeles y me lo había guardado en el bolsillo, y aquí lo traigo.

¡Ah, por cierto! Esta mañana han llamado a casa, cuando yo estaba en clase para decirme que me ponga en contacto con ellos para hacerme una oferta de trabajo.


Éste es el papel que cogió Juan:

FICHA DE EVALUACIÓN DE TRABAJO EN GRUPOS


Nombre y apellidos de cada candidato. Valoramos:
* Aspectos externos:
* Autopresentación:
* Expresión oral:
* Control emocional:
* Introversión/extrav:
* Sumisión/dominio:
* Pasividad/Dinamismo:
* Liderazgo:
* Razonamiento:
* Cooperación:
* Eficacia:

MªJosé Punter (FOL)