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SON COSAS NUESTRAS… SÓLO ES UNA BROMA”
Cuando alguien se mete con otro, una de las frases más usuales para justificarlo es: “era una broma”, o “siempre nos tratamos así” entre compañeros, o “no es para tanto”. Estas palabras suelen encubrir el reconocimiento de que se ha actuado mal, pero no se quiere reconocer la falta. Reconocer los propios errores es el mejor método para demostrar que realmente se quiere cambiar, que se quiere dejar de agredir.
A algunos chicos o chicas les cuesta entender que, al agredir, otros sufren; es decir, que aquello que te hace daño a ti también hace daño a los otros. No entienden el concepto de “empatía”, es decir, la capacidad de ponernos en el lugar del otro y ser capaz de entender sus sentimientos.
A todos nos gusta que los demás nos comprendan y nos traten con respeto. En la amistad hay una situación de igualdad en la que los amigos se gastan bromas, juegan, pero no tienen la intención de hacerse daño. En el caso de que esto ocurra, los amigos se piden perdón y hacen las paces. Así aprenden a tenerse confianza y respeto.
Sin embargo, cuando unos se meten con otros con intención de dañar, les hacen sufrir. Sienten placer al ver que son más fuertes y que pueden humillar con facilidad y continúan haciéndolo. Son incapaces de sentir empatía y aceptar que la otra persona lo está pasando mal. Cuando sucede esto, estamos ante una situación de maltrato entre compañeros, y quien siga por ese camino, acabará siendo mal visto por los demás y sintiéndose tan mal como aquél a quien agrede.
Ya no es “una broma”, es acoso y falta de respeto hacia una persona.
Recuerda: No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti. Las bromas son buenas para la relación cuando ambas partes están de acuerdo con ellas pero, si a alguien le hacen daño, hay que dejar de hacerlas y pedir perdón si es necesario. Cuando veas que alguien está sufriendo, ponte en su lugar y piensa cómo te sentirías tú en esa situación.